La Leyenda de la Llorona – Xochimilco
“Desde tiempos inmemorables, desde lo profundo del recuerdo, surge una voz dolorosa, cuyo dolor es ancestral. Los antiguos pobladores de Xochimilco la escucharon quejarse y se preguntaron: ‘¿Por qué llora?, ¿qué busca?, ¿quién pudo haberle causado ese gran dolor?…
“¡Aaaayyyyyy, mis hijos…..!” es el doloroso y escalofriante lamento que lanza el alma descarnada de Ayahuatli, mejor conocida como La Llorona, una mujer que durante siglos ha sido recordada, y que en la noche de estreno dejó escuchar aun más fuerte su lamento por el festejo de este 20 aniversario de escenificaciones.
Una chinampa conocida como la Isla de Tlilac es el escenario natural de “La Llorona”, donde una pirámide de colores florecentes iluminó la noche y en donde .
Las inclemencias del frío, la oscuridad de la noche, las luces y los efectos especiales son elementos que juegan un papel muy importante en cada una de las presentaciones y que hacen viajar al espectador al México prehispánico. La obra, además de ser una historia de miedo, terror y suspenso, rescata no solo la identidad y grandeza de nuestros antiguos pueblos mexicanos, sino también el papel que ha desempeñado la mujer mexicana en nuestra sociedad.
El espectáculo, que corre a cargo de la compañía Nahui–Teotls, surgió con los objetivos de difundir las riquezas naturales de Xochimilco y contribuir al rescate y preservación de la integridad cultural, artística e histórica.
De este modo se fue creando un espectáculo de música, danza y teatro como una de las formas más factibles para el rescate de Xochimilco, nombrado por la Unesco en 1987 Patrimonio Cultural de la Humanidad.
La representación de la leyenda de La Llorona toma elementos que permiten el rescate, difusión y conocimiento de la música y la danza prehispánicas, las cuales han formado parte de nuestra identidad como descendientes de culturas ancestrales.
A través de esta puesta en escena, que se obtiene un acercamiento a diferentes instrumentos como el huehuetl, el panhuehuetl, el teponazhuehuetl, el teponaztli, las flautas de barro, hueso y carrizo, las ocarinas, los jarros silbadores, los aerófonos, los caparazones de tortuga (ayotl), los tambores, los palos de lluvia, el chicahuaztli (bastón con sonajas), las sonajas de guaje y de calabaza, los raspadores de hueso, los tenabaris (capullos de mariposa) y el atecocolli (caracol marino).
Todos estos instrumentos se fusionan con instrumentos contemporáneos como el violín, la guitarra, el arpa y la marimba, entre otros; sin embargo a través de la musicalización con estos elementos las personas tienen un contacto más cercano a la música que nos antecedió con instrumentos que son parte de nuestro mestizaje.
Fuente Mileno
http://www.lalloronaenxochimilco.com/